El Real Zaragoza dio un paso atrás en sus aspiraciones al ascenso al empatar a uno el pasado sábado frente al Castellón. El conjunto de Marcelino García Toral aborreció al público del municipal con un fútbol tosco e incongruente.
Aburrimiento. Esa es la palabra más repetida en el día de hoy tras el partido de ayer en La Romareda. El Zaragoza sigue desaparecido y lo peor de todo es que todavía no se sabe como y cuando va a aparecer. Marcelino sigue empecinado en instalar un sistema de juego que no termina de cuajar en el equipo. En entradas anteriores decía que si jugando mal se ascendía me valía, pero una cosa es jugar mal y otra cosa es no jugar a nada.
Ayer al equipo le faltó de todo. Precisión en defensa. Los laterales flojos, y la vuelta de Ayala al centro de la zaga defensiva fue un mero espejismo. Por su parte al centro del campo le faltó lo que le viene faltando durante toda la temporada seguridad y orden a la hora de darle salida al balón. Zapater ha dejado de ser ese fubtolista que no falla nunca a ser un centrocampista que pierde demasiados balones. Por otro lado Antonio Hidalgo...¿alguien lo vio?. Las bandas es quizas lo que mejor estuvo en el partido, sin embargo, Caffa parece ofrecer más saliendo de revulsivo, y Jorge López no puede ser el encargado de hacer todo. Al riojano se le volvieron a ver miles de destellos de calidad, pero el juego le supera en muchas ocasiones. Por último, los delanteros estuvieron bien, los pocos balones que les llegaron los transformaron en ocasiones de peligro. Desde aquí me gustaría recalcar la labor de un jugador gafado con el gol pero cuya movilidad y trabajo acabarán por funcionar en este Real Zaragoza, Braulio.
No sé que camino llevamos con este juego, solo sé que ascender, jugando así, no ascendemos ni de casualidad. Esto no ha hecho más que empezar, sin embargo, Marcelino debería replantearse muchos de sus argumentos tácticos que han dejado de convencer a una afición.
Por último me gustaría aplaudir la actitud de los más de 300 aficionados castellonenses. Fueron de lo mejor del partido, le pusieron colorido a una grada con sus gritos y camisetas albinegras. Los gritos de confraternización en el Gol Sur entre los seguidores zaragocistas y la masa del Castellón levantaron aplausos mutuos. Un ejemplo para el fútbol.
Aburrimiento. Esa es la palabra más repetida en el día de hoy tras el partido de ayer en La Romareda. El Zaragoza sigue desaparecido y lo peor de todo es que todavía no se sabe como y cuando va a aparecer. Marcelino sigue empecinado en instalar un sistema de juego que no termina de cuajar en el equipo. En entradas anteriores decía que si jugando mal se ascendía me valía, pero una cosa es jugar mal y otra cosa es no jugar a nada.
Ayer al equipo le faltó de todo. Precisión en defensa. Los laterales flojos, y la vuelta de Ayala al centro de la zaga defensiva fue un mero espejismo. Por su parte al centro del campo le faltó lo que le viene faltando durante toda la temporada seguridad y orden a la hora de darle salida al balón. Zapater ha dejado de ser ese fubtolista que no falla nunca a ser un centrocampista que pierde demasiados balones. Por otro lado Antonio Hidalgo...¿alguien lo vio?. Las bandas es quizas lo que mejor estuvo en el partido, sin embargo, Caffa parece ofrecer más saliendo de revulsivo, y Jorge López no puede ser el encargado de hacer todo. Al riojano se le volvieron a ver miles de destellos de calidad, pero el juego le supera en muchas ocasiones. Por último, los delanteros estuvieron bien, los pocos balones que les llegaron los transformaron en ocasiones de peligro. Desde aquí me gustaría recalcar la labor de un jugador gafado con el gol pero cuya movilidad y trabajo acabarán por funcionar en este Real Zaragoza, Braulio.
No sé que camino llevamos con este juego, solo sé que ascender, jugando así, no ascendemos ni de casualidad. Esto no ha hecho más que empezar, sin embargo, Marcelino debería replantearse muchos de sus argumentos tácticos que han dejado de convencer a una afición.
Por último me gustaría aplaudir la actitud de los más de 300 aficionados castellonenses. Fueron de lo mejor del partido, le pusieron colorido a una grada con sus gritos y camisetas albinegras. Los gritos de confraternización en el Gol Sur entre los seguidores zaragocistas y la masa del Castellón levantaron aplausos mutuos. Un ejemplo para el fútbol.
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