Punto de Inflexión

La victoria fuera de casa conseguida el sábado pasado por los pupilos de Marcelino García Toral ha traido nuevas perspectivas al aficionado blanquilo. Lejos quedan el pesimismo y la preocupación que hace tres semanas reinaban en el seno del zaragocismo. Parece que todo a cambiado. Pronto, muy pronto se ha llegado a ocupar esos puestos que a principios de temporada parecían tan lejanos. Ya estamos ahí. En la pomada. Da gusto mirar la clasificación y ver que el Real Zaragoza es el segundo clasificado de una Liga Adelante que se nos va a hacer muy larga.

A día de hoy, en Zaragoza se está cumpliendo esa máxima que dice que "el fútbol son estados de ánimo". Precisamente, el ánimo en la capital maña está por las nubes. La posibilidad de sumar nueve puntos en tres jornadas consecutivas, y así asentarse en la zona noble de la tabla han hecho que las cosas se vean distintas. Braulio ha dejado ser un negado de cara a portería a ser el atacante más trabajador, Oliveira siembra el temor en las defensas rivales y a López Vallejo algunos ya empiezan a apodarle Super López.

La prensa deportiva aragonesa y los aficionados zaragocistas tendemos a pecar de hipocresía. Como tradicionalmente se suele decir ni antes éramos tan malos, ni ahora somos tan buenos. La imapciencia en esta tierra nos lleva a precipitarnos. Es ahora, que parece que las cosas empiezan a funcionar, cuando la sangre fría del zaragocismo debe hacerse palpable. Ese apoyo incondicional debe estar ahí, por supuesto, pero no debemos dejarnos llevar por el forofismo, y pensar que todo esta hecho. Vamos a sufrir, seguramente mucho menos que el resto de los equipos de la categoría, pero que a nadie le quepa duda que esto no es, ni va a ser un camino de rosas. Aún así, me atrevo a vaticinar que al año que viene el Real Zaragoza será equipo de primera.

Como decía al principio, marcar cuatro goles a domicilio y ganar en campo ajeno un año después han despertado en la afición maña algo que perdieron el año pasado, la alegría.